
La Bíblia está llena de declaraciones en las que se hace distinción entre lo puro y lo profano, lo limpio y lo inmundo, lo santo y lo no santificado.
Una de las características de Dios es la santidad. De la misma manera las cosas que con Él se relacionan adquieren un carácter santo.
En el pentateuco se encuentran muchas cosas que adquieren tal condición por su relacion con Dios. Una de ellas se encuentra en Éxodo 20: 25:
"Y si me hiciereis altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta contra él lo profanaras"
El verbo hebreo traducido comunmente por profanar es חלל (halal), y significa primeramente dejar libre, pasar al uso ordinario; el adjetivo derivado del mismo es hol, significa lo que es accesible lo que esta permitido, lo que esta autorizado para el uso ordinario, por oposición a lo santo, lo que es sagrado, a lo sustraido del uso ordinario.
Profanar significa no distinguir entre lo sagrado y lo profano (Eze. 22: 26), tratar lo sagrado como si estubiera libre para el uso general. Todo lo que ofende la santidad de Yahvé, profana su nombre, y profanar su nombre es profanarlo a Él mismo (Eze. 13: 19)
Cuando hablamos de profanar, la idea básica parece ser la de dessacralizar o manchar. Profanar un objeto o lugar sagrado era hacer con relacion a ellos algo que no estaba autorizado a hacerse. El altar, el día de reposo, el santuario, o el nombre de Dios incluso, podían ser profanados.
Esta ley es un eco de la costumbre du los pueblos nómadas primitivos, de utulizar las piedras salientes del campo para el altar. El téxto bíblico añade una razón de índole religiosa para justificar la medida: "Pórque si alzares herramienta sobre él lo profanaras". Algunos críticos han insinuado que la piedra tiene un genio divino y que al tallarla seria estar atentando contra la propiedad divina. Nada de esto dice el contexto. Podemos considerar esta ordenación como una explicación popular de un rito arcaico entre los pueblos nómadas. La piedra sin tallar parece mas apta para el eltar de Yahvé, porque en su estado natural parece responder mejor a las exigencias del mismo Dios. Al ser trabajada artificialmente por el hombre, perdía su pureza primitiva y, por otra parte, corría peligro de hacer en ella incisioines y figuras representativas que pudieran estar contradiciendo el segundo precepto del decálogo.
De esta maner apara no profanarlo, debía ser construido sin ser labrado, debía sar hecho con las piedras e su estado natural.
Cada vez que se intenta "tallar" algo que es para el servicio de Dios, cada vez que se quiera "mejorar" la condición de una cosa o modificar una institución dada por el Señor, y que por su relación con Él es santa, se corre peligro de profanarlo.
Profanar significa no distinguir entre lo sagrado y lo profano (Eze. 22: 26), tratar lo sagrado como si estubiera libre para el uso general. Todo lo que ofende la santidad de Yahvé, profana su nombre, y profanar su nombre es profanarlo a Él mismo (Eze. 13: 19)
Cuando hablamos de profanar, la idea básica parece ser la de dessacralizar o manchar. Profanar un objeto o lugar sagrado era hacer con relacion a ellos algo que no estaba autorizado a hacerse. El altar, el día de reposo, el santuario, o el nombre de Dios incluso, podían ser profanados.
Esta ley es un eco de la costumbre du los pueblos nómadas primitivos, de utulizar las piedras salientes del campo para el altar. El téxto bíblico añade una razón de índole religiosa para justificar la medida: "Pórque si alzares herramienta sobre él lo profanaras". Algunos críticos han insinuado que la piedra tiene un genio divino y que al tallarla seria estar atentando contra la propiedad divina. Nada de esto dice el contexto. Podemos considerar esta ordenación como una explicación popular de un rito arcaico entre los pueblos nómadas. La piedra sin tallar parece mas apta para el eltar de Yahvé, porque en su estado natural parece responder mejor a las exigencias del mismo Dios. Al ser trabajada artificialmente por el hombre, perdía su pureza primitiva y, por otra parte, corría peligro de hacer en ella incisioines y figuras representativas que pudieran estar contradiciendo el segundo precepto del decálogo.
De esta maner apara no profanarlo, debía ser construido sin ser labrado, debía sar hecho con las piedras e su estado natural.
Cada vez que se intenta "tallar" algo que es para el servicio de Dios, cada vez que se quiera "mejorar" la condición de una cosa o modificar una institución dada por el Señor, y que por su relación con Él es santa, se corre peligro de profanarlo.
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